Debido a esto, se pensó que la plasticidad cerebral era mucho mayor en los jóvenes que en los adultos y los científicos tenían incluso una explicación que decía que los cerebros viejos no pueden habilitar conexiones "secundarias".
Pero en otro experimento se dieron cuenta de que los lóbulos frontales experimentan un gran crecimiento y la materia gris crece de una manera tan exuberante como durante la gestación y la infancia, reflejando la formación de nuevas conexiones y terminales. Los lóbulos parietales también sufren cambios hasta mediados de la adolescencia y los lóbulos temporales acumulan materia gris hasta los 16 años.
Pero llegaron a la conclusión de que incluso un cerebro de 20 o 25 años tiene la capacidad material de la neuroplasticidad; ya que durante la segunda década de la vida, el cerebro tiene otra oportunidad para crear nuevos enlaces neurales para el desarrollo cognitivo y otras destrezas. Y que por lo tanto, se le pueden enseñar cosas nuevas a un cerebro viejo.
Esto podemos verlo en el experimento de la venda; en el cual se les tapaba los ojos a unos voluntarios de lunes por la mañana hasta viernes por la tarde y se les enseñaba en esos días algo de Braille. Antes de los 5 días de ceguera, la corteza de los individuos se comportó de manera normal, sin embargo después del vendado, la corteza visual respondía cuando le tocaba hacerlo a la táctil o a la auditiva.
Esto les llevó a determinar que cuando el cerebro sufre una privación sensorial como la ceguera, por ejemplo, apela a su poder de neuroplasticidad para reorganizarse y utiliza los recursos sensoriales que tiene a su disposición; por lo que la neuroplasticidad no desaparecía con la infancia.
Sin embargo, cuando se le intenta conectar una neuroprótesis a una persona ciega, el resultado es que sigue sin poder ver ya que la corteza visual ha cambiado completamente de función. Por esto, los científicos han comprendido que si quieren devolverle la visión a un ciego tendrán que trabajar con la corteza visual en su estado actual y no como es "teóricamente"
Otro ejemplo de plasticidad, es el llamado "miembro fantasma" que ha existido desde el fin de la guerra civil estadounidense, y se calcula que el 70% de los amputados sienten el miembro fantasma.
Mediante un experimento en el cual a un joven amputado de su brazo izquierdo se le tocaban ciertas partes de la cara para que cesara esa picazón que dicen tener los afectados por el miembro fantasma; y que desaparecía al rascar la mejilla.
Con esto, se concluyó que las neuronas que originalmente recibían señales de una mano, se habían reprogramado.
Otro ejemplo más de plasticidad es que las personas a las que un derrame les había inhabilitado una parte del cerebro podían recibir entrenamiento para hacer que otra región del cerebro asumiera la función de la parte inhabilitada.
Para poder conseguirlo, una terapia de 2 semanas obligó a los pacientes a no utilizar su brazo bueno y a utilizar, obligatoriamente, el brazo afectado por el derrame. Tras solo 10 días de terapia, los pacientes ya podían hacer muchas de las cosas que se suponía que no podrían volver a hacer; y tras finalizar la terapia esa gente podía utilizar el brazo casi como si no hubieran sufrido derrame
Estos experimentos nos demuestran la increíble plasticidad que puede llegar a tener el cerebro humano, sea en la edad que sea en la que se encuentre la persona. Simplemente, alucinante.
Valme Pérez 2º Bach.B