jueves, 7 de febrero de 2013

Oído.

El proceso de audición que tenemos los seres humanos gracias a este sentido, comienza en la parte más interna del oído.
Para comenzar debemos decir que, cualquier objeto que produzca sonido, vibrará comprimiendo alternativamente el aire que tiene a su alrededor; por esto, decimos que el sonido no es más que una serie de vibraciones que no llevan en sí ninguna cualidad sensorial pero que nuestro sofisticado sistema auditivo percibe como único, cada uno de ellos.

Es difícil de comprender el complicado proceso que realiza nuestro oído cada vez que escuchamos algo, pero podemos resumirlo a rasgos generales de la siguiente manera.
Las ondas que transmiten los objetos entran en el oído y pasan por el canal auditivo externo al final del cual se encuentra el tímpano; una membrana hipersensible que vibra con todos y cada uno de los sonidos que el oído del ser humano puede percibir. Éste, al vibrar, transmite ese movimiento a el martillo, el yunque y el estribo; una serie de huesecillos que transmitirá posteriormente el movimiento a la cóclea, encargada de que las vibraciones sonoras se traduzcan a impulsos eléctricos que, en el tramo final, se dirigirán hacia el tálamo y la corteza auditiva; después de este, a primera vista largo pero realizado en milisegundos, proceso podremos llegar a oír el sonido.
Pero, ¿qué extraño suceso ocurre en la cóclea para que se conviertan en impulsos eléctricos y podamos oír el sonido?
La explicación la tenemos en que la cóclea está llena de fluido y cuando le llegan estas vibraciones de las que hablábamos, el fluido se agita y se transmite a una de las membranas que allí se encuentran, la cual tiene unos pelillos que es lo que le hace entrar en contacto con otra de las membranas hasta que una se dobla, originando que su célula genere un impulso eléctrico mandado directamente a la corteza auditiva y al tálamo como hemos visto anteriormente.

Como conclusión, podemos decir que el oído es un sentido muy curioso, ya que es el único que se mantiene despierto mientras dormimos, para alertarnos principalmente; pero también influye en nuestros sueños...y en nuestras pesadillas.



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